Somete tus ideas al fuego

En esta modernidad tan competitiva, en la que pretendemos ser “todólogos”, se vuelve imposible no dejarnos llevar por las complejas influencias a nuestro alrededor sobre los distintos temas y aconteceres que nos aquejan y sobre las opiniones que se generan en torno a. En ese sentido, se vuelve casi imposible encontrar un espacio para escucharnos, tener un diálogo propio, generarnos ideas y construir nuestras propias narrativas de lo que sea, y aun así cuando lo logramos, es complejo someter dichas conclusiones al escrutinio de los demás.

Lo anterior tiene una razón de ser, en la opinión de este servidor, esto tiene que ver con el desarrollo de los individuos en una modernidad bastante pretenciosa que no deja cabida a la experimentación de las ideas y del discurso y muchos menos a la autenticidad de las mismas.

El navegar en sistemas sociales que se han ido construyendo a partir de la supuesta “perfección” de sus individuos más notables, desanima a que el “común” (por darle un nombre) de individuos pretendan tan solo intentar aportar nuevos discursos o externar una opinión de la forma en la que vemos nuestra realidad. Pero aquí el conflicto, tu existencia no es casual, te encuentras formado intrínsecamente por las influencias de tu entorno, y por tus características únicas de tu ser las cuales genera una opinión de tu realidad y a su vez se genera un ideal de lo que quieres que sea tu mundo exterior, y aunque sea difícil de creer, es tan cierto y real, que ambas conjunciones generan a un ser único y auténtico.

Sin embargo, no puedes saber hasta dónde se extiende tu autenticidad, sin someterlas a la opinión de los demás, no con el fin de que sean calificadas por métricas generalizadas y alejadas de tu realidad en la que te has construido, sino para poder definir esa línea delgada en la cual, por un lado, indudablemente tenemos una influencia de nuestro entorno y, por el otro, en dónde aportamos a partir de nuestras ideas únicas lo que pretendemos que sea el mundo y nuestro ser.

Por ello la importancia de que nuestras ideas sean sometidas al fuego, entendiendo esto último como un proceso de descubrimiento hacia sí mismo y hacia los demás, que nos ayuden a darnos cuenta del ritmo de nuestras ideas, de lo que compartimos de nuestro entorno y de lo que indudablemente es auténtico.

Poco a poco, sin importar lo que estés creando, somete tus ideas al fuego, somete tu autenticidad al fuego, muéstrate tal como eres…

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